Consagraciones
Consagración al Inmaculado Corazón de María Oh, corazón inmaculado de María, lleno de bondad, muéstranos Tu amor para con nosotros. La llama de Tu corazón, oh María, inflame a todos los hombres. Te amamos infinitamente. Imprime en nuestros corazones el verdadero Amor, de modo que tengamos un deseo continuo de Ti. Oh María, de suave y humilde Corazón, acuérdate de nosotros cuando estemos en pecado; Tú sabes que todos los hombres pecan. Concédenos por medio de Tu Inmaculado y Maternal Corazón que seamos curados de toda enfermedad espiritual y corporal. Haz que siempre podamos contemplar la bondad de Tu Corazón Maternal y nos convirtamos por medio de la llama de Tu Corazón. Amén. Consagración del Matrimonio al Corazón Inmaculado de María (Madre Adela Galindo, SCTJM) "Oh, Corazón Inmaculado de María, refugio seguro de nosotros pecadores y ancla firme de salvación,
a Ti queremos hoy consagrar nuestro matrimonio. En estos tiempos de gran batalla espiritual entre los valores familiares auténticos
y la mentalidad permisiva del mundo, te pedimos que Tú, Madre y Maestra, nos muestres el camino verdadero del amor, del
compromiso, de la fidelidad, del sacrificio y del servicio. Te pedimos que hoy, al consagrarnos a Ti, nos recibas en tu Corazón,
nos refugies en tu manto virginal, nos protejas con tus brazos maternales y nos lleves por camino seguro hacia el Corazón
de tu Hijo, Jesús. Consagración de los seminaristas a María Inmaculada Virgen María, Madre nuestra, nosotros tus hijos seminaristas contemplamos en tu corazón el ardiente deseo que te abrasa, de que seamos fieles discípulos de tu Hijo Jesucristo, deseo que nace de tu amor a tu Divino Hijo y a todos los hombres redimidos por El con su Sangre derramada en la Cruz. Tu que eres llena de gracia, de pureza y santidad intercede por nosotros diariamente para ser los sacerdotes santos que exige la Nueva Evangelización en el Tercer Milenio. Oh María Inmaculada, danos siempre el anhelo de conocer, amar e invocar con todo nuestro corazón a tu Hijo Amado, Jesucristo; cada día, Virgen María, con tu ayuda lograremos la perseverancia en la fe y también, con nuestro constante esfuerzo, podremos configurarnos con el Evangelio. Oh, Madre Nuestra, consérvanos en tu tierno amor, que sepamos vivir con alegría nuestra fidelidad a Dios y a los hombres. Renuevo ante Tí, dulce Madre, la consagración de mi vida, de mi vocación y de mi futuro ministerio sacerdotal; a cambio te ofrezco de hoy en adelante mi firme propósito de caminar empeñosamente en la obediencia de tu Hijo Jesús. Oh Madre mía, confío en tu bondad, te ofrezco con todas mis fuerzas mi joven corazón, tómame y hazme todo tuyo, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. |
Parroquia Inmaculado Corazón de María Juan XXIII Nº 1250 - Monte Grande - Buenos Aires - Argentina |